“Un tratado que abre nuevos mercados al tiempo que establece nuevos estándares para proteger a los trabajadores y el medio ambiente” Barack Obama.
El tratado de libre comercio entre EEUU, Japón y otras 10 naciones, conocido como TPP, es una de las mejores noticias de las últimas semanas. Abarca a un 40% de la economía mundial y se convierte en el primer gran tratado de libre comercio que se firma en muchos años, en los que hemos visto cómo el proteccionismo reducía el crecimiento potencial global.
La relevancia del tratado es doble. No solo es enormemente positivo para el comercio global y el bienestar de los ciudadanos, sino que elimina trabas que han impedido históricamente a países emergentes modificar su patrón de crecimiento.
Convierte una zona económica con 650 millones de habitantes en un potencial mercado único donde los firmantes menos favorecidos se benefician de las normativas y derechos de las grandes potencias. Se evita, y esto es importante, que China imponga sus condiciones comerciales y laborales.
Un potencial enorme de crecimiento para unas economías que suponen más de 20 billones (trillones EEUU) de dólares de PIB. Se estima un probable efecto positivo de un 2 al 3% del PIB y un aumento de la renta per cápita de casi un 5% (hasta un 10% en Brunei, México, Perú o Vietnam).
Genera, además, la eliminación de aranceles y trabas sin afectar a la soberanía de los países y armonizando las condiciones tanto para empresas como para trabajadores.
Los países firmantes son el 44% del comercio mundial, así que el efecto multiplicador puede ser muy importante. Sobre todo en flujo inversor.
Ahora toca que la UE y EEUU finalicen el tratado bilateral que permita afianzar la posición de Europa en el mundo. Los que dicen que son acuerdos que benefician a las multinacionales no solo caen en contradicciones, sino que faltan a la verdad. Si las “multinacionales controlan el mundo” no necesitan acuerdos bilaterales que armonicen las normas de comercio.
Son las que se pueden permitir millones de abogados y bancos de inversión. A quien benefician los acuerdos bilaterales es a quienes no tienen baterías de asesores legales y financieros. Y la legislación laboral y medioambiental no se pierde. Se trata de defender la ley y las normas, y evitar el abuso político y el ataque a la seguridad jurídica. El que piense que la UE va a poder sobrevivir metiendo la cabeza en un agujero como un avestruz, mientras el mundo potencia la productividad y la apertura, simplemente delira.
Este acuerdo es esencial porque mejora la posición global de muchos países que no tienen grandes ventajas a la hora de comerciar globalmente. Hace unas semanas, en Lima, muchos pequeños empresarios veían este acuerdo como el gran impulsor del crecimiento en un entorno de materias primas en declive.
¿Se recuperará el comercio?
Ya comentamos que el comercio global va a crecer en 2015 menos de la mitad de su media histórica (WTO). Merece la pena analizar algunos indicadores en medio del miedo a la desaceleración global.
En las últimas semanas el coste de alquilar un gran barco de crudo (VLCC) se ha disparado a 100.000 dólares diarios, un nivel no visto desde 2008. Parece ser que la demanda de crudo de China ha mejorado y el gigante asiático ha alquilado todos los barcos disponibles en Medio Oriente. En cualquier caso, conviene ser cautos porque se puede dar el efecto de inventarios o el impacto que vimos en 2013 y que luego no confirmó la tendencia. Pero ahí queda el dato.
Una de las razones por las que no debemos considerar estas cifras de manera optimista es que el mismo indicador del mercado de productos refinados ha caído un 17% en una semana a 17.000 dólares al día, y es un nivel de los más pobres desde 2008.
Ya comentábamos hace tiempo que el comercio global se ralentizaba y la sobrecapacidad estructural en el mercado de buques no se reducía. El Baltic Dry Index no es un indicador perfecto de comercio global, dada la excesiva construcción de buques comparada con la demanda real, pero la tendencia de consumo de dicha capacidad sí es importante.
En 2013 y 2014 comentábamos que se daba un nivel medio de utilización que no llegaba al 70%, con algunos segmentos muy por debajo. En 2015, al menos el ritmo de desaceleración empezó a mejorar y llevamos unos meses en los que no se destruye más.
Pero la desaceleración continúa en varios segmentos.
El índice Baltic Dry caía un 6% en una semana, con todas las rutas mostrando pérdidas de tarifa de alquiler de buques del 6% (Capesize) y del 5,8% (Panamax). Los barcos contenedores también han sufrido una desaceleración en estas semanas del 7% a pesar de una mejora a nivel anual. ¿Qué nos dice esto? El comercio global de buques se desacelera en todas las principales rutas comerciales, aunque ligeramente mejor que en la primera mitad del año.
Así que ojo. La sobrecapacidad en buques es estructural, pero es indudable que la firma del acuerdo transpacífico es un paso de gigante, y muy positivo, para el desarrollo económico y la recuperación del comercio. Ya solo falta el TTIP. Aunque moleste a los intervencionistas.
Fuente: DANIEL LACALLE – EL CONFIDENCIAL
También:
Ver infografia – Elaborado por Ministerio de Comercio Exterior y Turismo
Ver TPP Abierto – ONG Derechos Digitales
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